hace tiempo que no visito el foro, y ya me he decidido a postear una historia que estoy escribiendo, no se si debe ser escrito akí, pero weno. espero k os guste y k la comenteis.
bueno lo primero que tengo k decir es que esta historia está escrita en los ratos de aburrimiento de las clases, desde prinicpio de curso(aunk la idea ya estaba antes) así k perdonad si el estilo es muy malo xk tengo k mejorar XD
posteo akí el primer capitulo de mi historia, es un capítulo introductorio que, realmente sólo sirve para despistar al principio, pero tiene su explicación, jeje.
espero que os guste y que no se os haga muy pesado, ya iré subiendo los capítulos que vaya pasando a ordenador (los otros están sobre papel)
Capítulo I La sombra
No había nada en ese mundo; nada. Ni aire, ni agua, ni siquiera tierra material. Sólo sombras; Absolutamente, nada.
Hacía mucho tiempo que las luces se habían apagado; y con ellas, toda esperanza. Era un mundo de terror, de miedo y desesperación, en el que cualquier intento de escapar era inútil, pues no había ninguna luz que guiara hacia un lugar mejor. Y ahora sólo había oscuridad.
Sin embargo, no era un velo de oscuridad, como una noche iluminada por la luna, sino una negrura impenetrable donde todo pensamiento quedaba ahogado por la espesura de las sombras.
Entre estos jirones de un mundo antiguo, sin embargo, sí había vida. No una vida normal como nosotros la conocemos; ni una vida material, corpórea; sino unas presencias, unos seres inmateriales que deambulaban por ese negro mundo. Eran, meramente, sombras.
Ella llevaba tanto tiempo allí, confinada en ese triste lugar, que había olvidado todo, incluso su propio nombre. Lo único que recordaba, por alguna razón que no alcanzaba a entender, era la luz del sol.
Agarrarse a ese pensamiento era su forma de combatir, de no abandonarse al olvido total, de seguir manteniendo una consciencia de sí misma en un mundo donde el anonimato era casi pleno.
De pronto, un destello, que vió o creyó ver, le sacó de sus cavilaciones y la puso alerta.
una ilusión, pensó resignada. Había sido tan efímero el destello que se volvió lentamente, apesadumbrada, volviendo a sus desesperanzadores pensamientos
Pero de repente, a su espalda, una brillante luz apareció y al darse la vuelta descubrió a un ser extraño, impecablemente blanco, que se sustentaba en la oscuridad gracias a dos potentes y brillantes alas. A su alrededor, una sutil aura luminosa le rodeaba, confiriéndole un aspecto celestial.
Miró hacia ella, pero no se fijó ni en su persona ni en quienes la acompañaban, sino que miraba más allá, centrando su vista en algún punto lejano. Parecía tener la mirada extraviada, y sin embargo, su cara denotaba una concentración rayana con la incomprensión.
Al rato, una mueca de miedo crispó su bello rostro y todo su cuerpo adoptó una posición tensa.
¿qué era aquello que tanto asustaba a aquel ser? atemorizada por lo horrores que pudiera encontrarse,la sombra se giró levemente confiando en su insignificancia.
Oh, está perdido, susurró tristemente,
no creo que pase desapercibido.Y, muy a su pesar, tenía razón.
El guardián, aquel ser odioso que les atormentaba, avanzó rápidamente entre la neblina que cubría el mundo, que no era más que las sombras que habían perdido toda su consciencia e identidad y se habían unido a ese mundo de la nada.
Avanzaba a tal velocidad que aplastaba bajo su martillo todo lo que se pusiera en su camino, pues aquel bicho luminoso le fastidiaba de sobremanera. Pero, esta sombra particular, consiguió apartarse justo a tiempo antes de que el monstruo barriera con su mazo lo que le rodeaba y se lanzara contra el luminoso ser con un aullido gutural.
El ángel, a su vez, repuesto ya de la horrible visión, desenvainó su espada y esperó pacientemente a que su contrincante llegara hasta él.
Cuando los dos combatientes entraron en contacto, el estruendo del martillo al dirigirse hacia el ser resonó en el más completo vacío.
Sin embargo, el ángel respondió al golpe apartándose grácilmente a un lado y dejando que el monstruo avanzara más allá de él. En ese momento, el primero clavó su espada en el costado del guardián, pero con tan mala suerte que éste le dio un martillazo de revés que le envió varios metros hacia atrás
El ser luminoso aterrizó al otro lado de donde estaba ella, y con terror, vio cómo se desplomaba e intentaba levantarse mientras el monstruo tiraba la espada muy lejos de él.
Justo, a los pies de la sombra.
Y ahora, cuando todo parecía perdido para el ángel, la llama de esperanza que parecía haberse apagado se encendió de nuevo. Sí, así fue como una sombra, una de tantas, nuestra sombra particular, agarró la espada y salió corriendo en dirección al ángel, pasando tan cerca del martillo que sintió en su ser el frío hálito de la muerte.
La sorpresa del ángel al ver volver su espada volando literalmente hacia él sólo fue comparable a la que sintió el guardián cuando descubrió que el luminoso ser al que iba a rematar no estaba totalmente acabado.
No, desde luego que no, sino que el ángel se apartó a un lado unos segundo antes de que el martillo barriera las sombras que se concentraban a su alrededor, y, tomando la espada que se le ofrecía en el aire, cercenó de un golpe la mano que sostenía la maza
Un aullido de dolor penetró en cada rincón de ese mundo de sombra, un aullido de rabia que hizo que al ángel se le helara la sangre. Pero ya estaba preparado. Con un ágil salto esquivó la mano que intentaba agarrarlo y se encaramó a los hombros del monstruoso ser. Sin embargo, aunque él no lo sabía, otra extraña forma le seguía a una distancia segura.
Sí, la sombra que había recogido la espada se resistía a seguir allí anclada, y si había una sola posibilidad de ver por un minuto más aquella luz, ella lo seguiría a cualquier sitio.
Cuando el ángel, triunfal, clavó la espada en el cuello del guardián, hundiéndola hasta el fondo, una sangre negra y sucia le cubrió, y él, con una cara de pánico, vio como se precipitaba al vacío, envuelto en la sombra, cayendo, cayendo hacia el fondo de la nada…
Pero nuestra sombra iba con él. Cuando la luz se apagó, esta sombra, desesperada, se agarró al ser, a una de esas blancas alas, una de esas suaves alas que le arrastraron al fondo, con él.