Guardián del Bosque Guardián
Cantidad de envíos : 516 Fecha de inscripción : 09/09/2008 Localización : Viajando por el Bosque, sin rumbo... ¡ay, que me pierdo!
Ficha del Personaje Oro: (494/9999) Ataque Mágico: (5/30) Ataque Físico: (9/30)
| Tema: La Orden Vie Jul 10, 2009 8:49 pm | |
| Bueno, este es un brevísimo relato que aparece en mi libro, y explica los orígenes de la Orden de los Guerreros del Hielo. Si alguien me pilla los errores, ¡que me lo diga, por favor!! La Orden de Maerindhor - Maeriandhor … - suspiró el anciano, como cada vez que se disponía a contar una historia que le traía recuerdos del pasado – Os contaré la leyenda de los Guerreros del Hielo desde su inicio, muchachos. Al norte de aquí, justo donde acaban las montañas bárbaras, se alzan los montes de Hünerai, cerca de las tierras del Reino Enano. En medio de aquél paraje, eternamente nevado, se edificó antaño un tosco castillo de calígrafos, pacíficas gentes que dedicaban su vida a trasladar sus pensamientos al papel. El Castillo de Maerian, lo llamaban. Un día, un hombre llegó allí, un soldado de las columnas del Rey Naydher. Sus compañeros habían muerto, masacrados por el ataque de un iliath del hielo. Este hombre se llamaba Gweidhel. Apenas era un soldado raso, que por algún milagroso motivo logró escapar al gélido fuego de la criatura. En deplorables condiciones llegó al umbral de los calígrafos de Maerian, que le dieron cobijo durante el tiempo que pasó en cama, debatiéndose entre la vida y la muerte; el frío había vencido sus fuerzas, y la congoja por ser el único superviviente de la masacre de su columna hundió su corazón en las tinieblas durante largos días. > > Aún estaba débil cuando despertó de aquél letargo. Pronto descubrió la generosidad y la amabilidad que habían tenido con él los escribas de Maerin, y se sintió profundamente conmovido por aquél gesto. Descubrió en aquél castillo el poder de las letras y la sabiduría de los libros, y no tardó en darse cuenta que su espada de poco servía en aquél lugar perdido y alejado del mundo que conocía. Estudió durante allias con los escribas, y se convirtió en un miembro reconocido entre ellos. Mucho, mucho tiempo después de aquél incidente con el iliath del hielo, Gweidhel partió de Maerin y regresó a su reino, decidido a enseñar todo lo que había aprendido a los grandes magos y sabios, que usaban métodos desfasados y muy complejos, por lo que poca gente conocía la escritura en aquellos tiempos. Gweidhel se disponía a cambiar esto. Y lo consiguió, convirtiéndose así en un héroe para todos, desde los más simples campesinos hasta los Altos Magos. > > Sin embargo su dicha no duraría mucho. Sus pasos le llevaron de nuevo a Maerin, con el objetivo de agradecer a aquellos calígrafos el haberle convertido en "El Caballero de las Letras", como le llamaban algunos. Sin embargo, cuando llegó a aquél perdido edén de paz, sólo la imagen de las desoladas ruinas de aquél castillo le recibió. Algo, alguien, había arrasado el Castillo de Maerin en un incendio. Sus lágrimas intentaron resucitar aquellos restos, bajo los que descansaban los cuerpos de los que un día fueron sus maestros, amigos y compañeros. Encontró por mera casualidad su espada, aquél acero con el que había luchado hacía allias, y que ahora volvía a sus manos. Juró entonces que Maerin resurgiría de sus cenizas, y que él lo defendería por siempre desde ese mismo día. Construyó Maerin tal y cómo lo recordaba, tallando la piedra de las mismas montañas de Hünerai. Mandó a su halcón con un mensaje al Rey, dándole constancia de su empresa. Naydher, consciente de lo que aquello suponía, mandó cientos de hombres a levantar el Castillo. Tiempo después, cuando el castillo hubo sido terminado, Gweidhel decidió que sería allí donde empezar su propósito. Muchos de aquellos enviados del Rey se quedaron con él, que les siguió instruyendo en el arte de la escritura, pero también les enseñó el arte de la espada. "El acero defenderá las letras", era su lema. Así nació la Orden de Maerindhor, los escribas – soldados, defensores de la sabiduría. > > Gweidhel murió, dejando su legado en manos de sus sucesores. Muchos años la Orden se mantuvo en pie, en su gloria y esplendor. Pero, pasado el tiempo, en la Sexta Era el Mal surgió de las entrañas del mundo y Maerin calló, junto con la inmensa mayoría de sus miembros. El fin de Maerindhor… Algunos siguieron enseñando sus conocimientos, pero la Orden jamás logró ser reconstruida, y el Castillo se perdió en el olvido y el pasar del tiempo. | |
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