La bella dama de la noche pasea bajo la luna, soñando con momentos pasados, recuerdos que, tiempo atrás, murieron ahogados entre lágrimas.
Su larga cabellera blanca se confunde con los finos copos de nieve que caen sobre la desoladora ciudad.
Un grito perdido en el tiempo sigue resonando en su interior.
Un recuerdo que prefirió olvidar vuelve a surgir junto al frio ardor de la nieve.
Aquella blanca noche de febrero, la nieve caía sobre la sangre, adquiriendo un bello tono carmesí.
El cuerpo de su amado yacía en aquella apestosa calle.
Había sido asesinado.
Ella lo había asesinado
Intentó huir de la ciudad, intentó huir de sí misma, intentó acabar con su alma, maldita alma que la cegaba.
Su destino, peor que la muerte, la obligaba a cargar eternamente con su doloroso crimen.
Ella misma tiñó sus alas de negro